Acompañamos a Nuestro Señor toda la tarde. |
En nuestra gruta, recibimos la Bendición y el envío. |
Algunos de nosotros y jóvenes misioneras de la Universidad Católica |
Fué una hermosa Misa. Había anochecido y estaba oscuro. Toda la tarde estuvo expuesto
el Santísimo Sacramento, y nosotros nos turnamos para estar con Él.
Al anochecer vino la Santa Misa y el envío y la bendición para la Misión, los misioneros y las familias que serán misionadas.
Fué bello, fué emocionante, sentímos que nos ardía el corazón y sabíamos que a Su lado esa es una experiencia constante.
Se realizan diversas labores en una parroquia, pero, nada es comparable a la sensación de plenitud y alegría que entrega la Misión. El salir del templo y llamar a las casas para invitar de nuevo a la fe a los alejados, compartir nuestra fe con los que no creen e invitarlos a todos a la esperanza y al Amor del Amado. Eso, no tiene comparación.