Hemos comenzado un nuevo año de Misión. Nuevamente recorremos las calles de nuestra parroquia, pero, no de forma desordenada, sino de manera planificada y estudiada.
De las 93 manzanas o blocks que lo componen, llevamos misionado 23, calculamos que a fines de este año habremos llamado a las casas de todos nuestros vecinos. Algunos nos abrirán, otros no, pero, allí estaremos, no dejaremos de ir.
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Este sábado pasado el hermano misionero y yo entramos en dos casas y las bendijimos. Pero, aparte de la ceremonia de Bendición, para la cual llevamos un guión que comprende proclamación de la Palabra, oraciones, rezos y la Bendición final, aparte de la aspersión de agua bendita, es muy importante la conversación, la escucha, qué les ocurre a las personas que visitamos, qué les está pasando, cómo está su relación con el Señor, cuáles problemas tienen, qué podemos hacer para ayudarlos a encontrar al Señor. Y esta parte es fundamental, porque sino seríamos simplemente misioneros que leen un guión y van a lo suyo, pero, no reciben al otro y no se produce esa interacción necesaria para la ayuda al hermano. Pienso que ambas partes son fundamentales, y en una buena visita debieran darse ambas.