En casa de Zuny, parte de la Comunidad de Misioneros. |
Nos reuniremos dos veces por mes, el objetivo que nos une es
crecer: en espiritualidad, formación, unidad y amor (“Miren como se aman”),
porque nos hemos dado cuenta que después de la Bendición de la mesa donde la
familia comparte los alimentos, la próxima fase será la catequesis casa a casa,
familia por familia, para evangelizar a los católicos alejados, a los que
vienen a la Misa una o dos veces por año y que no conocen su fe.
Después de recorrer las calles de nuestro sector, de entrar
en tantos hogares y conocer tantas realidades, sabemos que la mayor carencia
que viven todos es la carencia de Dios. Faltan muchas cosas, falta trabajo, o
dinero, sobra ausencia de familiares, sobra soledad y penas, pero, la ausencia
que da origen a la infelicidad y la pena, pesimismo y desgano es la lejanía del
Señor en la vida de cada uno. Creemos que el Señor no nos elimina la cruz,
pero, nos ayuda a llevarla. Falta sobretodo la paz y la alegría que da la
Presencia de Nuestro Dios. A eso vamos, y a eso continuaremos yendo, si Dios
quiere.
¿Qué haremos de nuevo?
Mostrar, enseñar la fe de Jesucristo, la fe que nos enseña nuestra madre
Iglesia, porque pensamos que a través de ella se llega con seguridad a conocer
a Dios, y porque es su mandato, proclamado en el Evangelio y repetido hoy en
múltiples ocasiones por su Vicario.
Para emprender esa labor debemos formarnos nosotros en un
conocimiento mayor de la fe de nuestra Iglesia, debemos poder despejar las
dudas de aquellos a quienes visitaremos, las muchas dudas nacidas en su corazón
a partir de tanto que ha ocurrido en las vidas de ellos y de esta sociedad en
la que vivimos.
Confiamos en el amor de Nuestro Dios para acompañarnos y en
la sabiduría del Espíritu Santo, quien conduce la Misión, para poder hacer luz
donde haya oscuridad, y por sobretodo, plantar la semilla, o abonar esa
incipiente plantita de la fe, la esperanza y el amor en el Amado.