Finalizando lo publicado en las entradas anteriores respecto a la organización del proceso de la Bendición de los hogares, cada misionero porta también una fotocopia del folleto de Bendición de los hogares. Hemos pensado que el texto del Evangelio es mejor leerlo directamente de la Biblia, por lo tanto se lleva marcado.
Cada pareja de misioneros lleva un trozo de tiza para, antes de llamar a la puerta, marcar la casa con una pequeña cruz que luego puede ser borrada con agua por la familia. Esto se hace, como ya se explicó más arriba, para que no haya confusión en el momento de llegar a una casa y no saber si ya se ha llamado en ella o no, sin saber si otros misioneros están adentro, ya doblaron la esquina, todavía no pasan por ahí, en fin, porque cuando uno entra a una casa pierde el contacto con el resto. Para saber adonde vamos, lo mejor es la pequeña cruz de tiza.
Antes de salir damos instrucciones varias. Entre otras cómo presentarse, saludando y diciendo rápidamente que pertenecemos a la parroquia, que estamos en el marco de la Misión Continental y que por encargo del Obispo estamos bendiciendo los hogares donde nos reciban, luego preguntando si les gustaría que le bendijéramos su hogar. Decir rápidamente lo de la parroquia sirve para que nos distingan de otras personas que pasan por las casas hablando de las más diversas cosas.
Al entrar al hogar, tenemos claro que vamos a entregar y a escuchar atentamente, no vamos a pedir, imponer, dar clase, predicar, etc. Si hay alguna pregunta, se responde con la mayor caridad, sinceridad y humildad que sea posible. Se sigue el método indicado en el Bendicional, que es bastante simple y claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario